¿Qué hay detrás de «La Balandra»?

Por Angie Pagnotta/

Alejandra Laurencich es narradora, guionista y está al frente de la revista La Balandra (otra narrativa). La propuesta fue y es revolucionaria: está haciendo la revista que ella misma hubiera querido leer cuando era principiante. Se trata de narrativa al máximo: secciones, debates, propuestas, entrevistas, reseñas y todo el trasfondo real de un mundo literario que -gracias a este tipo de revistas- amplía la circulación y difusión del noble pero vertiginoso oficio del escritor.
En la nota quedará revelado parte del secreto de La Balandra, pero para saber más hay que comprarla. Para los que quieran seguir coleccionándola o para los que se van a tentar leyendo esta entrevista, les cuento que este lunes 25 estará el número 5 en circulación.

602033_568004049891156_256158576_n

Foto: Gentileza La Balandra

¿Cómo se inició el proyecto de La Balandra?
Por obra y gracia de una persona que me dijo: quiero que hagas una revista literaria, yo la financio. Gracias a esa confianza, pude soñar con la publicación literaria que a mí me interesaba encontrar, la que pensé que hubiera querido tener a mano incluso cuando era principiante, una publicación que mostrara la cocina de autor, lo que hay detrás de lo que se ve o conoce en nuestro ámbito, que diera espacio y prestigio a los nuevos autores, que los presentara con respeto y dedicación, como se presenta a un consagrado; que hablara de asuntos que se descartaban en las revistas literarias por pensarse ya sabidos, pero que son interesantísimos desde el punto de vista del oficio de escribir ( como por ejemplo todos los que llevamos a la sección Debate: Corregir o no corregir un texto, es más difícil escribir novela que cuentos, un escritor nace o se hace, etc). Una revista que reconociera a los profesionales que también colaboran en el hecho final de la lectura, como los traductores, los libreros, los editores. Las instituciones que ayudan a que los libros se difundan, a que los escritores se formen o tengan medios para hacerlo y sobre todo: una revista que mostrara que todos los escritores empezamos siendo principiantes.

En la nota editorial que se puede leer en la página de la revista, decís metafóricamente que La Balandra surca el inmenso mar de la literatura, a la sombra de embarcaciones mayores ¿sigue siendo así?
Sí, claro. Las embarcaciones mayores serían todos los suplementos literarios que llegan a los hogares en medios masivos -como transatlánticos vistosos-, las editoriales grandes que tienen su lugar hasta en los supermercados, los autores reconocidos, nacionales o extranjeros, los libros que ya entran al mercado con circuito de lectores. O sea: lo que ya es bien visible y está iluminado. Nosotros intentamos ocuparnos de lo que por ahí pasa desapercibido, incluso cuando le hacemos nota a un consagrado vamos a preguntarle acerca de cuando era un don nadie. Todos navegamos el mismo mar,  pero en la barca pequeña podemos entrar a lugares no recorridos por las grandes embarcaciones, esa sería la idea.

¿Cuál fue la recepción inicial de la revista y qué ocurre ahora con el público adquirido?
La recepción desde un principio fue algo inesperado, ni siquiera fantaseado en nuestros sueños más secretos. Pensé que la revista iba a ser una revista que circulara en pequeños grupos de talleres, en bibliotecas, pero casi al primer día de salida a la calle empecé a ver que aparecía en sitios insospechados, algo raro estaba pasando, era increíble. Nos empezaron a llegar salutaciones y piropos. Ahora cada vez sumamos más fanáticos, no sólo entre los escritores principiantes, que nos cuentan cosas extrañísimas como que escriben con las revistas al lado a modo de talismán o guía, por ejemplo, o que ya no se sienten tan a la deriva en un medio hostil, que era lo que buscábamos, sino entre escritores ya reconocidos, editores, críticos, que la celebran con valoración genuina, que la compran y nos hacen llegar su interés en participar en algún número, eso es conmovedor. Hay mucho respeto hacia nuestro trabajo, y elogios que sentimos verdaderos. Mempo Giardinelli, por ejemplo, creador de la fenomenal Puro cuento, ante un auditorio de miles de personas en El Chaco, dijo que era una de las mejores revistas de las últimas décadas, él, justo él. Guillermo Schavelzon nos hizo llegar una carta expresándonos algo similar, hay críticos especializados que la han puesto en la línea de revistas como El escarabajo de Oro, qué se yo. A veces no puedo creer semejantes elogios.

¿Cómo fue la transición para atravesar las fronteras de nuestro país?
Por ahora no estamos muy conscientes de cuánto la hemos atravesado, sabemos que hay repercusiones en algunas universidades del extranjero, en lectores y autores latinoamericanos o europeos que la adquieren en forma digital, o se la llevan de acá, que preguntan si la pueden recibir en su país, en embajadas, un boca o boca digamos, ayudado por la generosidad de muchos lectores, que la difunden en sus lugares de trabajo, que se la llevan para regalar, o la comentan.

¿Cuál fue el criterio de selección de los colaboradores?
El único criterio fue que tuvieran adhesión absoluta el proyecto, quiero decir, que comprendieran por ejemplo que necesitábamos hacer algo de mucha calidad, pero que cualquier hijo de vecino pudiera entender y disfrutar, que no dieran por supuestos conocimientos comunes al ámbito literario, por más básicos que sean. Esto fue un poco complicado al principio, trajo algunos problemas, y aun ahora a veces hay que salir a pedir a los entrevistados o colaboradores ocasionales, que escriban para un público que no tiene por qué saber todo lo que ellos saben, casi una tarea de divulgación que se puede transformar en una molestia, una ofensa incluso. Pero por suerte el “estilo balandra” ha dado buenos resultados, y ahora es más fácil para mí señalar o pedir otros modos de decir las cosas sin que se enojen o me tomen por una loca obsesiva. Y el equipo que hay conformado es de primera: Azu Galettini como Secretaria de Redacción, Fernanda García Curten como colaboradora permanente, Willy Weiss en Diseño, Maumy González en difusión, Fede Bustos en todo lo que es contacto con librerías, Rocío Pedroza en fotografía, los chicos de Kane en prensa, y Carlos Costa timoneando la imprenta y la logística. Claro que en cada número nos han acompañado colaboradores de lujo, como Ángel Berlanga, Mariana Enríquez, Silvina Friera, Diego Rojas y muchos otros autores y traductores, periodistas, agentes culturales.

Sostener un proyecto así en nuestro país debe ser una tarea de difícil coordinación ¿Cómo es la financiación? Imagino que no debe ser fácil publicar, pagar sueldos y demás cuestiones administrativas.
No es fácil, es un equilibrio complicado en el que trato de no meterme demasiado. Estamos intentando que se pueda mantener la calidad de una revista que es muy cara, tremendamente costosa, y quiere mantenerse por sí misma, nada fácil, pero confiamos en nuestros fieles lectores, que esperamos que cada vez sean más y más.

¿Cuáles son los próximos eventos pautados o programados de la revista?
Que el número 5 llegue puntualmente el día 25 de marzo a la calle, ¡con eso nos conformamos! Luego quizá venga la presentación en algún lugar con onda, tanto como para seguir celebrando, que es lo que más nos gusta hacer, aparte de escribir y leer.

Un comentario en “¿Qué hay detrás de «La Balandra»?

Deja un comentario